martes, abril 15, 2008

Farolillos y ecografías:
Mis musas deben estar descansando. No tengo capacidad para escribir por escribir y es por ello que tengo paradillo el blog. Mis musas no son como las de Maruja Torres o Antonio Burgos que se conforman con escribir cositas sobre Beirut_ en un tono pedante_ o artículos de corte capillita reaccionarios de ultraderecha para cumplir con sus conciencias y sus patrones. Mi patrón no trabaja en un periódico y mi conciencia ya dejó de morderme hace tiempo. Pero tengo ganas de escribir, así que me permitiréis divagar e ir rellenando esta ventana con lo que me vaya saliendo.

Terminó hace unos días la semana de feria. La primera que no piso. Mis visitas al descampado que hace unos años me servía para pasear a Simbad sin intentar no molestar a los amantes que jugaban en coches , han ido disminuyendo en los últimos años. "Uno y sus circunstancias". Por el camino han quedado muchas borracheras y algunos amigos. Espartero 11, Pascual Márquez ( al final ), Gitanillo 22... fueron desapareciendo de los sitios de obligada visita para dejar paso a Curro 10 y JB 120. Todo tiempo pasado no fue mejor, ni peor. Es pasado. Me ha sorprendido lo poco que me ha afectado el no ir a una de mis ineludibles citas, y eso me gusta. Si el año que viene vuelvo a empacharme de feria, también me gustará.
Un mundo que se ha evaporado, por momentos, y otro que ocupa gran parte de mi vida en la actualidad. Mi niño ( o niña ). La duda en el sexo es la que me han trasladado los ginecólogos así que aguardaré hasta el mes que viene. Lo estoy pasando fatal. Cada visita al médico es un calvario y los días parecen tener más horas. ¿ Estará todo bien? Al menos me viene veinte veces la misma pregunta al día. Un optimista como yo, ahora duda y tiene miedo. El miedo de ser padre. Todos los días hay miles de nuevos padres y todo parece normal, pero este es mi momento. Y se pasa miedo. Es un miedo auspiciado por la multitud de ecografías y visitas médicas, generado por el cambio que se producirá en mi vida, por el bienestar de su madre. ¿ Estará todo bien? ¿ Seré un buen padre? ¿ Sabré hacerlo bien? En esto pienso últimamente.

Entenderéis que no quiera aburriros en el blog con estas cosas y es el motivo de que escriba menos. Me sigue interesando la política de patio de nuestro país, los comentarios machistas y asquerosos de Jiménes Losantos sobre la ministra de Defensa, la celebración de los JJOO en un país sin libertades, la mierda de cine español que se está haciendo_ y no español_, la puesta en libertad del señor Roca, la elección del déspota Berlusconi, etc.

Bueno, como la nueve musas siguen reunidas decidiendo si iluminan a Sabina ( para que gane más dinero ) o a los columnistas de prensa, y como según me han dicho hoy estoy cursi, aquí dejo este escrito sin pies ni cabeza. Pues eso...

jueves, abril 03, 2008




"EL TREMENDO".


Para los que hemos comenzado muchos viernes, largas jornadas de copas, amigos y charlas_ el orden es aleatorio_, para los amantes de la Cruzcampo fría en esos vasos de toda la vida rallados por el uso y acompañados de altramuces o cacahuetes antes de visitar El Rinconcillo y llenar el estómago con una pavía regada con un Coronel servido por Fernando... una noticia que acabo de leer en el periódico.



Las denuncias vecinales llevan a la clausura temporal de El Tremendo
M.J.F.La cervecería El Tremendo, lugar de culto y parada obligada en la ruta del tapeo sevillano, permanece cerrada desde la madrugada del pasado sábado. El Ayuntamiento ha dictado sobre el local una orden de clausura por contar con “huecos abiertos al exterior” que, desde hace meses, venían denunciado los vecinos. Los residentes de las calles Almirante Apodaca y San Felipe conviven desde hace más de medio siglo con el mítico bar El Tremendo. Su relación se ha visto distorsionada en los últimos años por los continuos problemas de ruido que ocasiona el numeroso público que, caña de cerveza en mano, se ve obligado a abarrotar las inmediaciones del local debido a sus reducidas dimensiones.Precisamente, son los vecinos los que han denunciado esta situación en reiteradas ocasiones. La última, hace un mes. En ella pusieron en conocimiento de la Delegación de Medio Ambiente que El Tremendo y otros locales del entorno no cumplían con las normativas que en la actualidad rigen el sector de la hostelería. Según fuentes municipales, “sólo El Tremendo no hizo alegaciones ni manifestación alguna y ni siquiera solicitó un plazo de adaptación, una vez que se le notificó el inicio del procedimiento sancionador en marzo”. Los otros dos sí. Por este motivo, técnicos de la Concejalía de Medio Ambiente, acompañados de agentes de la Policía Local, realizaron una inspección a El Tremendo en la madrugada del pasado sábado, que se saldó con la clausura de su actividad. Desde entonces, el emblemático local no ha vuelto a poner más cervezas. En la inspección, según han relatado fuentes del Área de Medio Ambiente, se denuncia al establecimiento “por funcionar con huecos abiertos y, además, por consumo en la calle de más de 40 personas [prohibido por la Ley Antibotellón]”. Las mismas fuentes han destacado que esa misma madrugada se revisaron los otros dos establecimiento que también habían sido denunciados. La medida ha sido aplaudida por los vecinos, que aseguran que El Tremendo “carece de paredes o ventanas que, una vez subidas las persianas, lo aíslen de la calle”. Es un espacio “minúsculo y diáfano que, a diario, obliga a sus clientes a consumir en plena calle”, según relatan los residentes afectados, a los que se ha sumado la plataforma por el Derecho al Descanso.Por su parte, los dueños de El Tremendo, las hermanas Padilla, que rehusaron ayer hacer declaraciones, han mostrado su buena voluntad. El lunes solicitaron con ayuda de los servicios jurídicos de la asociación de hosteleros de Sevilla, el desprecintado del bar para ejecutar las reformas porque “todo se puede arreglar con unas obras”, según informó el de los hosteleros, José Luis Camarero.






Si el cierre se prolonga ( cosa que dudo ), y como diría Bogart: "Siempre nos quedará El Vizcaíno".

OTRA ASESINADA

No la recordará el camarero de ese bar en el que tomaba café mientras esperaba que los hijos salieran de las extraescolares. Tampoco el caje...