jueves, noviembre 22, 2007


69:

Este número podría ser el que busco para la Lotería de Navidad o el inicio de un comentario sobre una de esas posturas que todos conocéis_ y espero que practiquéis_. Sin embargo, también es el número de mujeres que han sido asesinadas este año en este país. Asesinadas por hombres a los que amaron o creyeron amar en algún momento de sus vidas. Acuchilladas, tiroteadas, atropelladas por gente sin escrúpulos ni alma....

Ya habréis escuchado el caso de Svetlana: Fue a un programa de televisión para recibir una sorpresa y vaya si la recibió. Allí apareció el hombre del que intentaba huir, el que la atemorizaba, el que le pegaba, el que tenía una orden de alejamiento ( aún no comunicada a ambas partes ). Allí estaba Ricardo, que se arrodillaba ante ella y le pedía una nueva reconciliación con frases manidas, quizás sacadas de un manual cutre sobre " cómo cortejar a una mujer y hacerla TUYA". Qué cabrón. Svetlana apenas podía mirarlo y mascullaba tímidos noes, seguramente mientras desfilaban por su mente insultos y palizas recibidas del Don Juan postrado ante ella. Qué cabrón.

Tras el esperpéntico show televisivo, y pasados unos días, era ella la que se arrodillaba ante él con un cuchillo clavado en el cuello. Treinta años y un niño de dos.

El caso además es sangrante porque la sentencia fue dictada en directo, en televisión y ante miles de esas personas que disfrutan viendo la vida de los demás arrastradas por platós casposos, presentados por personas que venderían su alma por una pelea o insulto en su programa. Qué asco! Siempre he pensado que tenemos la televisión que nos merecemos y España es así. Fútbol, toros, cotilleos... no hay que escavar mucho. Las miserias están ahí.


69 víctimas de la violencia de género. Dicho así parece hasta un eufemismo. 69 asesinadas de forma cruel por hijos de puta que llevaron hasta las últimas consecuencias el "la maté porque era mía". Pasan las generaciones y hay cosas que nunca cambian. Qué lástima. En el mes de junio, escribí un comentario al que llamé 30. Pues eso...

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OTRA ASESINADA

No la recordará el camarero de ese bar en el que tomaba café mientras esperaba que los hijos salieran de las extraescolares. Tampoco el caje...