martes, mayo 22, 2007

Mi controvertido Carlos Colón, con el que mantengo una relación de amor y odio en cuestiones de cine, pero con el que suelo estar de acuerdo en las opiniones de esta columna del Diario de Sevilla, escribe hoy algo que me parece interesante y muy oportuno a una semana de las elecciones.

Carlos Colón. Demagogia y Manipulación:
UNA de las peores manipulaciones, por acanallar demagógicamente la vida cotidiana, consiste en presentar el centro histórico y el patrimonio como lo opuesto a los barrios y sus necesidades, haciendo creer que lo que es más de todos, por ser el legado de la historia, es cosa de unos pocos elitistas. Se crean así tensiones ficticias entre la conservación del patrimonio y la modernización de la ciudad, entre el respeto a la historia y el bienestar de la mayoría. Como si esa huella viva de la historia que es el patrimonio –monumental o cotidiano– fuera el recuerdo de un privilegio de clase que habría que abolir destruyéndolo o deformándolo. Esta es la estrategia seguida por el alcalde para justificar las barbaridades perpetradas en el centro histórico y presentarse a sí mismo como un Robin Hood que le quita Sevilla a unos pocos para dársela a todos. Lo hizo ayer, una vez más, al referirse a “aquellos que no quieren que cambie nada para conservar sus privilegios y estatus”. ¿Qué privilegios pretenden conservar quienes denuncian el despilfarro de dinero público en las obras que destrozan calles, alamedas y plazas históricas, en el caro capricho de las setas de la Encarnación o en las catenarias? ¿Quién atenta contra el bienestar de los ciudadanos sino quien se gasta innecesariamente en destrozar el centro los millones que necesitan los barrios? Es una culpa del socialismo reciente haber desvirtuado la idea de la democratización del acceso a la educación y la cultura hasta corromperla. La tradición socialista, con Pablo Iglesias a la cabeza, tenía claro que la Alta Cultura –lo mejor que el ser humano ha pensado, compuesto, escrito, edificado o pintado– no era la cultura de una clase, sino la gran cultura de todos secuestrada por una clase. Por ello la universalización de la educación que hiciera posible el acceso de todos a ese patrimonio cultural era uno de los grandes objetivos progresistas. Es lo que Pablo Iglesias llamaba “el cultivo de la inteligencia”, hasta ese momento negado a los trabajadores, que él impulsó a través de las Casas del Pueblo; y el ideal que llevó al PSOE a adoptar como propio el programa de la Institución Libre de Enseñanza gracias al gran pedagogo socialista e institucionalista Lorenzo Luzuriaga. Precisamente en un texto sobre Pablo Iglesias definió Alfonso Guerra lo que para mí representa la “modernización” de Sánchez Monteseirín: “Hoy una modernidad entendida interesadamente se empeña en que los jóvenes no conozcan el pasado de su país, para que no ejerciten la capacidad crítica y la libertad de espíritu”. Aplíquese a Sevilla.

4 comentarios:

una_pitufa dijo...

Hola Rafa:

Te encontré en mi espacio, y ahora me encuentras tú en el tuyo. He remado por tu blog, y por alguna razón me resulta muy familiar... ¿nos conocemos?

Te seguiré leyendo,

Pitu

rafa moya dijo...

Hola Pitu:
Tuvimos y tenemos algun amigo en común. Diana me facilitó tu blog, y desde entonces no dejo de visitarlo. Si me permites, me gustaría ponerlo como enlace en mi página. Quiero que la gente que acceda a mi espacio, pueda compartir los pensamientos y actividades que de forma tan inteligente reflejas en tu blog. Un saludo y gracias por leerme.

una_pitufa dijo...

Rafa:

Me parece bien que me "linkes". Yo haré lo mismo con el tuyo...

Saludos,

Pitu

una_pitufa dijo...

Hola de nuevo Rafa:

Una consulta de carácter técnico... ¿Cómo se cuelgan los enlaces? Debo estar un poco espesita esta mañana...

Besos!
pitupalomino@yahoo.es

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