jueves, junio 26, 2008

MARIZA.

En la vida de cada persona, hay que tomar muchas decisiones. Muchas son banales o pensamos que lo son; otras son importantes o así lo creemos. Una vez adoptada la decisión o pasada por alto, una vez que hemos optado por el camino de la derecha o por el de la izquierda, es difícil desandarlo. Prejuicios, dejadez, simplicidad, miedo,optimismo, pesimismo, lujuria, recato... hacen que cambiemos el próximo minuto de nuestra vida. Nuestras conciencias están domesticadas y muerden poco. ¿ Qué hubiera pasado si le hubiera pedido el teléfono ? ¿ Qué hubiera pasado si hubiera escuchado a mi madre ? ¿ Qué hubiera pasado si hubiera luchado ? ¿ Y si lo hubiera dejado ? ¿ Merece la pena ? ¿ Verde o rojo ? ¿ Coche o moto ? ¿ Compra o alquiler ? ¿ Tensar o aflojar ? Normalmente, una vez tomada la decisión olvidamos el resto de posibilidades. Somos listos y tenemos que avanzar; o damos la vuelta a la rotonda y tenemos una segunda oportunidad que nos llevará donde queramos o donde nos dejemos llevar.
Yo un día conocí a María y parte de mí empezo a encontrarse. Retales que había dejado en alguna bifurcación,ahora volvían a servirme. La conocí y me hizo mejor... o peor__ la conciencia nunca encendió sus alarmas_ y me dió otras perspectivas. Me reinventó. Tuve que luchar por ella y con ella, y me alegré del camino que elegí. Cada día, cuando le doy un beso al salir de casa y le toco la barriga, lo sé.
Ella me introdujo en el mundo del Fado y en particular en el de Mariza. Espero que lo disfruten.

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